Una comunidad de colombianos en el municipio de Yarumal se ha convertido en el epicentro de un novedoso y trascendental estudio que busca respuestas y curas para la enfermedad.
Según el artículo, desde hace 28 años el médico paisa, Francisco Lopera, detectó la recurrencia de la enfermedad en esta zona y pudo concluir su causa: la alteración de una proteína en el cromosoma 14.
Dado la aislado de la comunidad, y los matrimonios intra familiares, el gen alterado ha sido trasmitido de familia en familia afectando a cientos de personas. En la zona, a la enfermedad la conoce como "la bobera" y se le atribuía, por ignorancia, a la maldición de un sacerdote o ha haber tocado las ramas de un árbol.
Desde hace muchos años, los científicos tenían claro que el caso de este clan familiar podía ayudar en la búsqueda de respuestas.
Pero los estudios se postergaron pues existía temor de viajar dada la violencia en la zona y por que se pensaba que era un caso tan extremo que quizá no representaba el universo del Alzheimer.
Aunque en general la enfermedad comienza a detectarse en personas mayores de 65 años, en el caso de Yarumal, los síntomas arrancan desde los 40. Pero ahora los científicos saben que los cambios en el cerebro son muy similares en ambos grupos.
Los científicos creen que la preponderancia del Alzheimer entre los miembros de esta familia es ideal para ensayar drogas o tratamientos que podrían detener la aparición de la enfermedad.
A través de pruebas de laboratorio, los científicos ya pueden detectar si una persona posee el gen alterado y por lo tanto desarrollará la enfermedad en algún momento de su vida.
La idea es comenzar a administrar drogas aún no ensayadas cuando los pacientes aún no presentan signos para ver si es posible prevenirla o minimizarla.
Otros recibirán placebos para comparar los resultados con los que si recibieron las drogas.
Sus cerebros serán "escaneados" regularmente para medir cambios y alteraciones.El experimento es muy novedoso pues hasta ahora las drogas se han empleados solo en personas que ya posen los síntomas y sin obtener buenos resultados.
Además, pues existía el temor de los efectos secundarios de administrar una droga en una persona todavía sana.
Según los científicos, la otra ventaja es que al comenzar el tratamiento en personas jóvenes, que aún no poseen otros estragos de la vejez, se podrá medir con más precisión la efectividad de las drogas.
"Quizá la razón por lo cual las terapias no han funcionado hasta ahora es por que las administramos cuando ya es muy tarde", dice el doctor John Morris, de la Universidad de San Luis.
No faltará quien diga que se está usando a este clan como "conejillos de indias". Eric Reiman, director del Instituto Banner y uno de los líderes del proyecto, lo ve de otra forma.
"Le estamos dando a personas con un riesgo muy alto e inminente de Alzheimer un tratamiento que no de otra forma podrían obtener", dice Reiman
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